CLAUDIO PIZARRO, ¿CONVENIENTE O NEGATIVO?
Por Rafael Moreno Casarrubios
Claudio Pizarro polariza a la hinchada nacional. Un sector se declara a favor de su convocatoria, por su categoría y experiencia, aunque fuera solo para calentar una banca que en las líneas delanteras es pobre en nombres relevantes. En teoría, Claudio sabría manejar mentalmente a un equipo sin Paolo o Farfán, por casos de lesión o expulsión de estos. Más humildemente, sería una figura que puede aportar orden y hasta gol en los 20 minutos finales de un partido crítico.
A favor del sector de hinchas que claman su convocatoria en las redes sociales, existe el caso del jugador Milla de Camerún. Con 38 años en el mundial de Italia 90, la edad de Pizarro precisamente, entró en el segundo tiempo de los partidos, anotó los dos goles en la victoria 2-1 sobre Rumania. Pasó a octavos de final y le marcó otros dos goles a Colombia, que celebró bailando alrededor del banderín del córner, para sorpresa de todo el mundo, cuando bailar como celebración de gol era algo impensado, casi impúdico. Era su revancha contra la edad y contra las críticas. En el próximo mundial a celebrarse en Estados Unidos, Milla de 42 años es incluido en la lista de convocados ante fuertes críticas de la prensa camerunesa, y si bien su equipo no superó las octavas de final, se las manejó para anotarle a Rusia y demostrar que seguía siendo un jugador peligroso. Sus dos mundiales de veterano eran el capital de la experiencia y la jerarquía sobre las exigencias de la capacidad física y la renovación.
Hasta aquí la convocatoria de Pizarro goza de argumentos y precedente. Pero existe otra posición de la hinchada nacional, que ve en el delantero peruano a una personalidad que no cedería psicológicamente la capitanía, que nunca pareció motivar el rendimiento de Guerrero (en el caso de que jueguen minutos de un partido), que entra a un equipo distinto al que dejó, más joven, con mística de grupo, de sacrificio y que podría afectar negativamente. Me pregunto cómo. Un grupo humano unido no puede desencajarse por la presencia de un veterano. Un equipo consolidado en su juego solidario y luchador no debería temerle al hombre que marcó un gol contra Venezuela con el mismo renovado equipo, a la pesca de un rebote en una jugada de pared, con el olfato que poseen los hombres de área, pues a estas alturas no se le debería exigir más que eso y en un cambio a falta de nombres. Por mi parte, prefiero la opción Pizarro que Ruizdías, que anda con una mano en el suelo en partidos de alta competencia y los equipos europeos son físicamente fuertes. Convocar además a Benavente, que levanta su juego, o trabajar con Alexi Gómez y Polo –dos jugadores con potencial- en estos siete meses que quedan para el mundial no son argumentos que puedan negar la utilidad de Pizarro en ciertas contingencias. Dirán que compararlo con el mítico Milla es hacerle un favor pues el camerunés jugó tres mundiales y anotó varias veces y Pizarro no ha ido a un mundial, pero Claudio tiene su propia historia de jerarquía y copas ganadas en Europa. Sucede que Pizarro nos evoca épocas negras y la gente cree ciegamente en las cábalas. Y yo no creo que su incorporación pueda desunir o deprimir o paralizar o provocar vientos aciagos. Lo imagino en la banca, humilde, o saltando la soga, bajo la autoridad del profesor Gareca. Hasta Paolo que no brillaba a su lado considera justa y oportuna su convocatoria. No es un amigo resentido sino objetivo. El capitán es Guerrero, reconocido por todo el país. El gran capitán moralizador que nunca fue Pizarro, eso sí.
El profesor Gareca tiene la última palabra, pese a que Oblitas declaró hace unas semanas que al mundial irá el equipo clasificado. Eso dejaría fuera a Benavente, por ejemplo, y en general no tiene sentido. Van los que puedan sumar al equipo. Un mundial es intenso y duro y debemos encontrar una banca ofensiva medianamente a la altura de esas lides. No la tenemos y el nombre de Pizarro vuelve a sonar. Mi voto es sí.